jueves, 13 de enero de 2011

Necesidades Básicas y Condiciones de Vida del Caballo para Terapia Asistida

Los caballos para que puedan servir de apoyo en terapia asistida deben tener unas necesidades básicas y condiciones de vida para que estén sanos física y psíquicamente.

  1. Alimentación del Caballo de Terapia 
Los caballos son animales herbívoros que en estado natural se alimentan durante 13 a 18 horas diarias, puesto que el alimento que consumen tiene un bajo aporte calórico. Debido al complejo sistema digestivo equino y a la dispersión del alimento en la naturaleza (la hierba que crece en los prados y en el campo) los caballos nunca están quietos mientras comen, si nos fijamos en un caballo pastando veremos que avanza una mano, come la hierba que crece alrededor de esta, luego avanza la otra, come alrededor y así sucesivamente, llegando a caminar unos 30 kilómetros diarios, tanto en el mero acto de alimentarse como en la búsqueda de agua (suelen desplazarse a los abrevaderos naturales una vez al día) y en sus desplazamientos con la manada. En la domesticación la mayoría de los caballos son alimentados 1 o 2 veces al día muy espaciadas entre ellas, con cantidades ingentes de grano, piensos y concentrados que son alimentos muy ricos en nutrientes y gran aporte calórico pero que el caballo consume en apenas 2 horas con lo que, si bien el animal está fisiológicamente alimentado, no satisfacemos su necesidad de masticar ni le proporcionamos la fibra que necesita su aparato digestivo, más bien al contrario, lo atiborramos con un alimento que le cuesta mucho digerir. De aquí se derivan tres de los grandes problemas de los caballos domésticos que debemos evitar para que estos caballos estén sanos a fin de que la terapia realizada con ellos sea satisfactoria:

  • Excesivo crecimiento de los dientes (no los desgastan porque con la cantidad y tipo de alimento que se les proporciona, solo pueden masticar un máximo de 3 horas al día de la media de 14 horas que necesitan en realidad) con lo que se hace necesario limarles los dientes periódicamente, algo nada agradable para el caballo, por la sedación y las molestias en la boca de los días posteriores (incluso hay gente tan poco considerada que en esos días tan dolorosos les pone un bocado y los monta).
  • Aparición de estereotipias o vicios de cuadra, que ocurren cuando el caballo permanece encerrado en un espacio reducido, sin nada que hacer y sin poder comer, reproduce los movimientos que haría en estado natural durante esas horas dedicadas a alimentarse, así tenemos como ejemplos el de caminar en círculos, balancearse, el vicio de tragar aire (sustituye a tragar alimento) y el vicio conocido como del oso – mover la cabeza a los lados - (sustituye al movimiento de pastar moviendo la cabeza alrededor de cada mano) OJO! La solución no es atiborrar al caballo de pienso, más bien debemos proporcionarle más forraje y sacarlo al exterior más tiempo al día.
  • Los cólicos, son uno de los problemas más temidos por todos los propietarios de caballos, la mayor causa de mortalidad en caballos estabulados (puesto que los que viven en pastos o son alimentados en exteriores y de forma acorde a sus necesidades biológicas no tienen cólicos nunca) y conforman el 30 % de las consultas y urgencias equinas que atienden los veterinarios.

Estos problemas, una vez aparecen tienen difícil solución, por eso es importante prevenirlos, lo cual es bastante fácil si procuramos que el caballo pase el mayor tiempo posible en espacios abiertos, permitiéndole que paste libremente al menos unas horas al día, si no disponemos de pastos haremos que tenga hierba o paja siempre a su disposición y si esto tampoco es posible podemos reducir la cantidad de alimento concentrado, aumentar la cantidad de forraje y espaciar las comidas, de manera que el caballo pueda estar masticando un mínimo de 10 horas al día
– por ejemplo repartidas en 3 veces – y ponerle de comer en lugar de dentro de una cuadra, en un espacio abierto como un corral o similar.

    2.  Necesidades Psicológicas del Caballo de Terapia
  • Compañía: El caballo es un animal presa, por lo que necesita la compañía de la manada. Según lo dicho hasta ahora, los equinos se alimentan unas 15 horas al día, y su comida que es el pasto se encuentra dispersa y en el suelo, por lo que para comer deben mantener la cabeza agachada, si se mantuvieran así todo el tiempo sin nadie que vigilase, serían devorados rápidamente por los depredadores, por ello su necesidad de tener “un amigo” alguien que les guarde las espaldas, es básica para el bienestar psicológico del caballo, y aunque lo ideal es tener 2 caballos, si esto no es posible, pueden hacer manada con cualquier animal de otra especie. Lo importante es procurarle compañía permanente.

  • Movimiento y visión: Los caballos no tienen armaduras, ni colmillos, ni garras, por lo que su única defensa ante un ataque es primero, ver el peligro a tiempo y segundo huir, por eso se sienten asustados y confusos en espacios cerrados donde no pueden ver lo que hay a su alrededor, recomendamos tenerlos en corrales vallados o cercados, nunca entre cuatro paredes.
¿Qué ocurre en la domesticación? Los seres humanos para su propia comodidad, hacen cuadras, cubículos diminutos para las dimensiones de un caballo, que les faciliten la limpieza y mantenimiento y donde puedan agarrar y dejar al caballo sin esfuerzo cada vez que lo quieran “utilizar” Estos boxes suelen tener muros bien altos, para que los caballos ni siquiera puedan oler o ver lo que tienen a su alrededor “por si se pelean o atacan” y con las puertas cerradas hasta arriba para que al circular por los pasillos no molesten al que pasa. Los que hacen así las cosas no son consciente que el estado de nerviosismo del animal y los “ataques” como dar los posteriores al que intenta entrar en la cuadra, patear o morder, son acciones defensivas de un animal acorralado, fruto también de este encierro, del tedio, aburrimiento y miedo que pasan los caballos tantas horas confinados a una celda, porque lo más parecido a una cuadra es una celda de aislamiento de una cárcel. Privamos al caballo de sus principales necesidades psicológicas, la libertad y la compañía, lo encerramos, impidiéndole apenas moverse, en lugares donde se siente prisionero y cuando lo sacamos – normalmente una vez por semana – ni siquiera le permitimos que estire las patas, que salte y se bote para estirar sus músculos, si no que la mayoría de las personas lo que hacen es atarle una cuerda y ponerlo a dar vueltas sin sentido, sujeto por un montón de artilugios que fuerzan su postura y castigando sus movimientos naturales por considerarse estos como una muestra de rebeldía.
Por supuesto que lo ideal es tener al caballo suelto en el campo SIEMPRE, pero si esto no es posible, para cubrir sus necesidades mínimas de espacio debemos disponer de un corral vallado de 10 x 10 metros donde tenga visibilidad, con una cubierta de 4 x 4 metros para resguardarse de las inclemencias del tiempo y que podrá estar ocupado por uno o dos caballos. Para el terapeuta (o dueño de los caballos) es mucho más económico construir este corral que una cuadra al uso y el estado de salud tanto físico como psicológico del caballo mejorarán muchísimo, con lo que el trabajo de adiestramiento de este caballo de terapia será mucho más sencillo, nos ahorraremos tiempo, disgustos y gastos veterinarios. Recalcar que tener a un caballo en un corral no debe ir en detrimento de sacarlo regularmente a un espacio lo más amplio posible para que corra libremente así como mantener su bienestar físico con los ejercicios necesarios, montarlo y dar paseos al exterior, como rutas y excursiones, lo cual ayudará a que la terapia realizada con él sea mucho más efectiva.
Si conseguimos que se cumplan estás condiciones mínimas de los caballos de terapia, conseguiremos que el caballo esté sano psíquica y físicamente, lo cual hará que se obtengan mayores beneficios en las personas que realicen la terapia con ellos.

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